¡Paren el mundo que me quiero bajar!

Eres un ejecutivo de márketing joven y emprendedor. Soltero. Es sábado por la mañana y has salidos a hacer la compra de la semana. Cuando estás a punto de meterte en el coche decides volver para comprobar si has cerrado bien la puerta. Al regresar, sales un minuto más tarde, y por eso no encuentras la plaza de aparcamiento que habrías encontrado en el supermercado, así que te ves obligado a aparcar en una calle cercana. En esa calle hay parquímetros, pero los conductores sólo pueden dejar los coches durante media hora. Cuando estás colocando el tíquet tras el parabrisas, alguien exclama tu nombre. Es un amigo al que no habías visto desde hacía mucho tiempo. El amigo te presenta a una vecina suya a quien ha acompañado en coche hasta el centro. Llamaremos a la vecina Helen. Helen y tú os sentís atraídos, pero como está casada no volvéis a ver. O sí. Se presentan dos posibles guiones.

Guión núm. 1.
Una vez te has despedido de tu amigo y de Helen, entras en el supermercado, llenas el carro y te pones a hacer cola en la caja… una cola más larga que la que habrías tenido que hacer si hubieses dejado el coche en el aparcamiento y no en la calle. Cuando regresas al coche, te encuentras a un ex alcohólico de sesenta y dos años (un guardia de tráfico) expidiendo una multa. La emprendes con él y le arruinas el día. Cuando llega a casa después del trabajo, él la toma con su mujer. Su mujer llevaba bastante tiempo sintiéndose víctima de él y las crueles palabras de su marido son las gotas que colma el vaso. Hace la maleta y se va a casa de su hermana, a 320 kilómetros. Durante las semanas siguientes, el guardia de tráfico solitario vuelve a beber. Bebe también en el trabajo y lo despiden. Una noche, en su casa, muy borracho, decide cocinarse una fritanga. La sartén prende fuego, el fuego se extiende, todo el interior de la casa queda carbonizado. También el ex guardia de tráfico. Su viuda cobra el seguro y pasa el resto de su vida con comodidad, alabando la memoria de su difunto esposo.

Y todo porque volviste a comprobar si la puerta estaba bien cerrada.


Guión núm. 2.
En lugar de despedirte de Helen en la calle donde has aparcado el coche, te vas a tomar una café con ella. También te ponen una multa, pero no te importa porque te lo has pasado muy bien con ella. Durante las semanas siguientes, Helen y tú os veis con regularidad. Empezáis a tener una aventura. El marido de Helen lo descubre y va a buscarte. Te ataca, para defenderte, arremetes contra él. Él se cae y se parte la cabeza. Te arrestan, te juzgan y te sentencian a cuatro años de cárcel. Cuando sales, ya has perdido toda tu ambición y tu seguridad, y te has quedado sin trabajo. Casi te hundes, pero en lugar de eso te vas a la isla de Santorini, en el mar Egeo, donde pasas el día caminando por la playa y buscando monedas que han perdido los turistas. Un día conoces a una atractiva estudiante estadounidense que está de vacaciones. A ella le parece que tienes un acento muy gracioso, te pasa los dedos por la bonita barba espesa y te ofrece compartir con ella su saco de dormir. No se da cuenta que está embarazada hasta que regresa a Boston. Te escribe para informarte, pero cuando llega la carta tú ya te has ido a otra isla, así que nunca llegas a enterarte de ese embarazo. En su momento, la chica da a luz a un niño y no le pone tu nombre. Pasa el tiempo. El niño crece y se hace mayor. Conoce a una chica. Deciden no casarse, pero traen tres varones a este mundo, el mayo de ellos se hace contable; el mediando, constructor de tejados; el tercero, imitador de Elvis Presley. El más joven también es un asesino serie que en dos años descuartiza a doce adolescentes. Ente todas esas chicas, a su tiempo, habrían dado a luz a 29 niños, que entre todos habrían sido padres de 68 niños más, que habrían traído al mundo a 176 retoños. Esos 176 habrían sido padres o madres de 422 niños en total, dos de los cuales, unas gemelas, habrían sido los primeros seres vivos enviados por correo electrónico a Alpha Centauro, abriendo así la puerta al asentamiento humano en otras partes de la galaxia.

Y todo porque volviste a comprobar si la puerta estaba bien cerrada.

ALDOUS U.

Whitern Rise