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sábado, 8 de mayo de 2010

Voy a contar lo que sé que es verdad. Y que esta misma noche sucederá. Los fantasmas y brujas a media noche, de sus mil maleficios hacen derroche. Los hay con cuernos y otros hay de más allá de los infiernos. ¡Y los hay flacos! ¡Y los hay viejos! Y algunos se han visto sin sus pellejos.
Hoy, noche de difuntos, salen a espantar. A los que estan vivos quieren embrujar. En la noche de difuntos no hay que andar ni hay que salir a caminar. Fantasmas hay que nos dan horror, pero el sin cabeza, ¡ese es el peor! El sin cabeza es más que peor.
Cuando en su caballo va a buscar una cabeza que cortar tiembla el mismo Lucifer, no le quiere hablar, ni lo quiere ver. Al sin cabeza hay que temer. El demonio se santigua al verlo, se santigua antes de correr. Perdió su cabeza y quiere hallar una que le quede regular.
Una cabeza que degolló. Se la probó, no le ajustó. Dijo que otra cortaría, de cuello largo y le ajustaría. Le gusta cortar todas las que ve. Busca una cabeza y tiene fe de encontrar algún mortal a quién poder decapitar.
Por las noches se le ve galopar tras las gentes que ha de degollar. Corta las cabezas por montón. Ya llenó de muertos un panteón.
A mí me consta lo que conté. ¡Hoy hace un año me lo encontré! Y mi cabeza no la perdí, porque hacia el puente veloz corrí. Hay que cruzar ese puente, sí, pues su poder termina ahí.
Hoy por la noche al regresar, crucen el puente sin tardar. Yo sé que hoy se aparece allí.
Por el panteón, ¡cuidado! ¡yo ahí lo ví!
Por las noches se le ve galopar, tras las gentes que ha de degollar. Corta las cabezas por montón. Ya llenó de muertos un panteón.

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