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miércoles, 19 de mayo de 2010

Piensa siempre de forma positiva

Cada vez que un pensamiento negativo viene a tu cabeza, ¡cámbialo por otro!
¡Mentalidad positiva!. Para eso, es preciso mucha disciplina mental. No la adquirirás del día para la noche. Así como un “atleta”, debes entrenarte mucho...
No te quejes. Cuando reclamas, tal cual un imán, atraes hacia tí toda la carga negativa de tus propias palabras. La mayoría de las cosas que andan mal, comenzaron a materializarse cuando nos lamentamos.
No dejes que interferencias externas se acumulen a tu vida diaria. Líbrate de rumores, comentarios maliciosos y gente deprimida. Eso es contagioso...
¡Sé intuitivo!. Sintoniza con gente positiva y de alto astral.
No te enojes con facilidad y no des importancia a pequeñas cosas. Cuando nos irritamos, envenenamos nuestro cuerpo y nuestra mente. Procura convivir con serenidad y cuando tengas ganas de explotar, cuenta hasta diez.
Vive el presente. El ansioso vive en el futuro. El rencoroso, vive en el pasado.
Aprovecha aquí y ahora. Nada se repite, todo pasa. Haz que tu día valga la pena... No pierdas tiempo en lamentaciones y preocupaciones, pues sólo traen enfermedad.
El agua purifica. Siempre que puedas anda a la playa, a un río o cascada. En casa, cuando estés, bajo la ducha, con los ojos cerrados, imagina que tu cansancio físico y mental y toda la carga negativa está siendo eliminada agua abajo.
Camina descalzo cuando puedas, en tierra de preferencia. En casa, masajea tus pies con una crema después de un largo día de trabajo. Remójalos en agua tibia. Agrega un poco de sal para aliviar.
Mantente en contacto con la naturaleza; ten en casa una maceta de plantas por lo menos. Cuídala con cariño. El amor que dedicamos a las plantas y animales calma al ser humano y funciona como relajante natural...
Escucha música que te haga cantar y bailar. Sea cual sea tu estilo preferido, la vibración de una canción tiene el poder de hacernos sentir vivos, aflorando nuestra emoción y abriendo nuestro canal con alegría.
No dejes que la “saudade” te abrume, que la rutina te atrape, que el miedo te impida intentarlo...
Libérate siempre que puedas líbrate de la rutina y toma el camino, aunque sea por un día. Conoce nuevos lugares y nuevas personas. ¡Vive la vida!
Gasta más horas realizando que soñando... haciendo que planeando... viviendo que esperando... porque a pesar que quien casi muere esté vivo, quien casi vive ya murió.
El miedo nos aparta de las derrotas... ¡pero también de las victorias!

Por Mariel Ros

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